ven antes que acabe mi dolor
para poder transmutar en ti
todos los demonios que canta
la noche en mis maldiciones
martes, 23 de octubre de 2018
miércoles, 17 de octubre de 2018
cual es la posibilidad de un encuentro
en una virtualidad de sujetos espectrales,
si uno siempre está más acá
de donde se le busca,
y el otro siempre
más allá de donde se le encuentra:
dos haces perpendiculares que se truecan en el camino,
cada uno dibuja en las caras, fantasmas,
traumas,
y se cuelgan objetos por doquier,
Y en este caos de paredes espejadas
damos siempre lo que no tenemos
hasta caer exhaustos
en una virtualidad de sujetos espectrales,
si uno siempre está más acá
de donde se le busca,
y el otro siempre
más allá de donde se le encuentra:
dos haces perpendiculares que se truecan en el camino,
cada uno dibuja en las caras, fantasmas,
traumas,
y se cuelgan objetos por doquier,
Y en este caos de paredes espejadas
damos siempre lo que no tenemos
hasta caer exhaustos
lunes, 15 de octubre de 2018
una matemática inexorable me tiene bebiendo duros tragos de amargura;
es el entre-dos-muertes de la tragedia sofocleana,
el resplandor de lo bello en lo sufriente.
una dialéctica deseante artificiosa, maquínica,
se incrusta en la pulpa del sujeto, en la falta nuclear,
trayendo malos augurios,
jugándole muy malas pasadas a la suerte,
confiándole todos los secretos a la locura.
una máquina carnicera rota, intransigente, viene
secando los aires del crimen,
en las estampidas de invierno,
terrible
como el silencio en los manicomios,
aterrorizador
como planetas fugados de sus órbitas,
como cadencias galácticas que de pronto olvidan sus tonos
como si de pronto un corazón
olvidase el calor de su pulsar,
tocara un ritmo extranjero,
se desacoplara de sus flujos íntimo,
y, desconociendo todas las vísceras,
solo entonase armonías en descomposición
es el entre-dos-muertes de la tragedia sofocleana,
el resplandor de lo bello en lo sufriente.
una dialéctica deseante artificiosa, maquínica,
se incrusta en la pulpa del sujeto, en la falta nuclear,
trayendo malos augurios,
jugándole muy malas pasadas a la suerte,
confiándole todos los secretos a la locura.
una máquina carnicera rota, intransigente, viene
secando los aires del crimen,
en las estampidas de invierno,
terrible
como el silencio en los manicomios,
aterrorizador
como planetas fugados de sus órbitas,
como cadencias galácticas que de pronto olvidan sus tonos
como si de pronto un corazón
olvidase el calor de su pulsar,
tocara un ritmo extranjero,
se desacoplara de sus flujos íntimo,
y, desconociendo todas las vísceras,
solo entonase armonías en descomposición
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