Se encontrò a media noche acostado en medio de un peladero, no recordaba como habìa llegado hasta allì, tapado con una frazada, tenìa hambre, frìo y sueño. Le dolìan las piernas, los brazos y la espalda, al dia anterior los militares lo habìan apaleado en un interrogatorio.
De pronto las imàgenes comenzaron a llegar a su mente como una pelìcula invertida, recordò como camino por el campo hasta caer dormido, con la frazada que era lo ùnico que pudo rescatar antes de que los militares irrumpieran en la casa de la poblaciòn en Pudahuel donde estaba escondido, arrestando a todos los habitantes de esa casa, mientras el, que avisado por otro poblador del lugar, logrò arrancar corriendo. Poblaciòn en la que se encontraba porque habìa logrado arrancar del cuartel militar, donde lo habìan golpeado hasta el cansancio, para que confesara donde estaba escondido el compañero Marcelo Vargas Leiva. Cuartel al que llegò luego de haber sido sacado a la fuerza de su casa en la Villa Francia entre el llanto de sus dos hijas pequeñas y los gritos de desesperaciòn de su esposa. Los militares lo tenìan completamente identificado, desde el 11 de Septiembre que lo venìan persiguiendo, pues se les habìa escabullido en mas de una ocasion.
Recordo aquella mañana en el palacio de gobierno, en que, junto con sus demas compañeros del GAP y el presidente, se encontraban atrincherados en la oficina presidencial, el mandatario les pidiò personalmente a cada uno de ellos que lo dejaran solo, que salvasen sus vidas pues iban a ser muy necesarias en los tiempos que vendrìan, unos obedecieron, otros, mezcla de terquedad y fidelidad se quedaron con el hasta el final. El grupo de los que obedecieron, en su camino a la salida, se encontraron con que todo el perimetro del palacio estaba rodeado de militares, y se preparaban para volver a esconderse dentro, cuando un ruido de turbinas aereas copò el aire, y un rugido ensordecedor, seguido de una fuerte explosiòn y un estremecimiento muy fuerte del edificio, los obligo a agacharse. Cuando los militares apostados en el exterior comenzaron a entrar en el edificio, a punta de metralla se abrieron camino entre un grupo de estos. Salieron a la Plaza de la Constituciòn, y vieron como, contra la silueta del palacio de La Moneda crecìa y subìa una columna de humo que debìa provenir del frontis.
En el interior, el Presidente habìa terminado de dar un discurso por la radio Magallanes, y atrincherado tras su escritorio volcado, con un grupo de siete u ocho amigos, armados con ametralladoras esperaron hasta que los militares echaron abajo la puerta y abrieron fuego a discreciòn en el despacho presidencial, los atrincherados respondieron con una ràfaga de respuesta, sin embargo eran superados en numero y armamento, el combate no se extendiò por mas de veinte segundos segundos, pero no contentos con esto, los militares prepararon un montaje de suicidio presidencial, y divulgaron esta versiòn.
Afuera, los sobrevivientes del atentado, huyeron corriendo por las calles de Santiago en una fatigadora marcha, que los llevo por la calle Teatinos hasta cruzar el Rìo Mapocho, tomaron avenida Independencia, pasaron por el cementerio general, por el hipòdromo, llegaron hasta avenida Los zapadores, se inmiscuyeron por callejas hasta llegar a La Chimba, donde sabìan encontrarìan resguardo.
Los dìas pasaron, no se puede decir que normalmente, pero pasaron, ya era 25 de Septiembre cuando los militares lo sacaron de su hogar.
Chao Pescao*
miércoles, 29 de agosto de 2007
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