viernes, 7 de marzo de 2014

Magnolia IV

IV

¿Cuántas veces te he conocido, Magnolia?, ¿Dos?, ¿Tres?, ¿Cuatro veces? Según algunos, cinco veces, según otros ninguna. Yo mismo lo he dudado a lo largo de mi vida, sinceramente he creído muchas veces que cuatro, que cinco veces, que soy un niño, que soy un hombre, que tres veces; ciertamente no cero. ¿Dónde has estado tú, Magnolia, cada vez que te he encontrado? Porque verte no es como mirarte, es más como reencarnarte, ¿Cómo lo haces para verme cuando no estoy, para estar cuando no te veo, para verte cuando me voy, para no estar cuando te veo?¿Donde aprendiste a hablar el lenguaje de las panteras, la mímica de los camaleones?¿Como pescaste esa estrella que duerme en mi pecho, como domaste el abismo del mar?¿Hasta dónde llegaste cuando te hundiste en el aire?¿Que es lo que ves cuando cierras los ojos?¿En dónde me sientes cuando besas al otro?
Magnolia, he pasado muchos años pensándolo, ¿cuántas veces te he conocido? Y ahora estoy seguro de que han sido dos veces. Dos, es un número tan grande para ser tan pequeño. Pero dos veces, Magnolia, estoy seguro. Pero encontrarte es desconocerte, cada vez que te conozco de nuevo, sé menos de ti, estoy menos seguro de encontrar esa línea que proyecta tu piel en el aire, que encanto, que suerte, que difícil no intentar traducirte, interpretarte. Que mala fortuna, desconocerte cuando estoy empezando a realizarte. Dos veces, Magnolia, y ha sido una odisea bautizarte, ha sido un parto, un retorno a Itaca.
Magnolia, nunca me olvidaré cuando te transformaste en una mariposa blanca y te fuiste volando en zigzag entre medio de unos arbustos, te encantaba creer, te encantaba pensar que era tu abuela que nos protegía. Discúlpame Magnolia, yo quiero ser un perdonatario de tu rabia, no tengo por qué estar de acuerdo con lo que pienso.  Perdóname, perdóname tú por todo el universo, perdóname tú para que me pueda perdonar dios, para que me pueda perdonar yo mismo. Yo que te sacrifiqué, como puedo intentar explicarte que moriría por todo lo que he matado, Magnolia, inmólame por piedad. Magnolia- Blanca, Magnolia-Mariposa. Magnolia-Maga.
Dos veces me enamoré de ti, Magnolia. Te amé con la desesperación de la tormenta crepuscular, con la inercia del asteroide. Te amé como se ama al silencio en los manicomios. Y tú me dijiste, “Tristan, yo te amo como los ciegos aman al mar, yo te amo como se ama al fusilado de Goya”. Y  yo le dije Magnolia, yo te amo como ama el viajero de Friedrich, te amo como el pétalo al pistilo, como el náufrago a su isla, un poco como el tigre al impala, y como la tierra a su órbita.
Y cuando hablamos por última vez, y tú llorabas, yo te dije cualquier cosa, pero en verdad lo que quería decirte era que me amaras con la paciencia de la arena, que me amaras como se ama al suicida. Estaba tan equivocado. Nunca pude evitar seguir amándote con la nostalgia de los rieles del tren. Y tú nunca más pudiste amarme con un odio tan feroz, fue sobrecogedor.

Como el Coronel Aureliano Buendía, he promovido treinta y dos guerras y las he perdido todas.

jueves, 6 de marzo de 2014

Magnolia III

III

“No tengo palabras complicadas para explicar esto, es tan simple como que me siento de quince años de nuevo, feliz con darte un beso en la cara, seguro con estar atrapado en tu abrazo un minuto, nervioso de mirarte a los ojos tan de cerca, sorprendido cuando después de varios días te me abalanzas con un beso infinito, boca con boca, ojo con ojo, nariz con nariz, corazón con corazón.

Oh Magnolia, cuando llegarás.”

Magnolia II

II

         Alteridad, otredad, unicidad, transmutación, lo uno y lo otro, lo mío, lo tuyo, lo nuestro, sujeto y objeto, ¿dices que existe algo tal como lo nuestro? ¿De qué me estás hablando, de hermenéutica, de amor? De complicidad, me dices. ¡Qué exégesis ridícula pretendes! ¿Dices que Wittgenstein viene al caso? No estás entendiendo nada, como pretendes hacer metáforas de lo impronunciable. Estás hablándome del conjunto vacío, del conjunto que encierra todos los elementos que no existen ¡Eso es lo que llamamos un cajón de sastre, querida! Eres una tramposa. Es mejor callar. Un saco de nada, pura ilusión, o más bien, un problema del lenguaje, eso es.
Y el hijo de puta de Oliveira pretende hablarnos de amor, que se cree ese idiota vanidoso, como si de verdad fuera capaz de sentir amor por alguien más que no sea él mismo, ¡Ven a hablarme de amor aquí y te parto la cara, canalla! Sé que tienes razón… ¡Tienes un pacto con el diablo, hijo de la gran puta! A penas comienzo a insultarte y me mandas ese temblor, te pasaste huevón, grado VI, casi me botas el mate; ahí sí que me enojo. Como te iba diciendo, se que tienes razón, más bien lo que dices tiene razón, pero tú, tú que eres un condenado de tu propia conciencia, tú que eres peor que Hamlet, y que me dices del sujeto trascendental, ¿Crees que lo que dices lo puedes desligar del sujeto?¿De tu sujeto infame? Ni siquiera existes, ni yo tampoco, pero odio tus palabras como se odia secretamente las palabras de los padres, no por ser palabras en sí, sino por venir de ti, es lo que se llama epistemología nene, la posibilidad del conocimiento, discúteselo a Kant nene. Es algo así como una aversión edípica, tu fenómeno, tu problema, y no cebaré otro mate para seguir discutiéndotelo, no te mereces más de tres cigarros, eres un descarado.
Y tú, Magnolia, me preguntas porqué te llamo así. ¿Habría otra forma de llamarte? ¿Me interpelas por curiosidad o por morbo? A las piedras con esas disyuntivas, te llamo Magnolia porque es el nombre que te mereces. Magnolia como el océano, Magnolia como el calor, Magnolia como el aire, Magnolia como las mariposas.
¿Y cómo me llamas tú a mí?
Magnolia son tus piernas, Magnolia tu pelo, Magnolia tu fe, ¡Estás tan segura de todo! Magnolia no te vayas a sorprender.
Y sólo te ríes, Magnolia, sabes que eso no se debe hacer.

Magnolia, te escribí un poema. Te lo escribí con cicatrices. Now you got a monkey on your back, baby. Magnolia, tú eres el lector.

miércoles, 5 de marzo de 2014

Magnolia

I

Mim Mim7 Rem6 Lam7 Sim7 sonando en el piano, la melodía le es muy conocida, ¡Que grande Fito, carajo! Entra la voz. Instan táneas de la calle. Ese falsete tan desagradable como querido. Veo una separación, un choque un estallido, una universidad. La La La, 1986, Fito con Spinetta, que hijos de puta. Hace frío en Buenos Aires, música, los automóviles, caen del walkman gotas de humedad. Los coros por Fabiana Cantilo. Y yo sigo con vos, sabés, se hace difícil seguir anclado aquí sin tu amor,  sin tu amor. Ya sé, siempre soy yo, andar siempre buscando y siempre volviendo a tu corazón, a tu pobre corazón. El piano cambia a Domaj7 Sim7 Rem7 Sol7, la canción llega a su climax. Y siento que estamos al borde, al borde de un cielo sin sol, después no hay retorno ni tiempo mi amor, y un circo se va de la city…
         Estos argentinos del carajo no les basta con tener a Maradona y a Messi y a Cortazar. Y a Francisco I. No, tienen que tener a Fito también, y a Charly. Al flaco no lo cuento porque el flaco es un habitante del mundo, su alma pertenece al universo. Como te gusta el sonido del acento argentino ché, chilenito. Y a Chile nos mandan las puras putas y los malos para el futbol, cada cierto tiempo llegan uno que otro bueno, un Cabezón Espina, un Diego Rivarola, pero el resto, siempre son pura mierda.
         Instan taneas de la calle, se repite en la mente, y las imágenes comienzan a aparecer bien borrosas. Un tarde de lluvia, que cliché, encendés un cigarro para parecer interesante y se te moja entero, pedazo de boludo. Pero bueno, una tarde de lluvia al fin y al cabo, yo no decido nada, lo hace el inconciente, y no me hagan empezar con Freud. Una tarde de lluvia y tú caminando por un parque, por una camino de tierra, ya de barro, y suena la puta canción y te acuerdas de ella de nuevo, tantas veces la has olvidado y la has vuelto a recordar carajo, solamente si existiera Lacuna inc. para poder borrarla de una vez por todas. Y tú caminas y estás como un huevón mojándote entero, los zapatos que ya se te pasaron, el pelo pegado a la cara, y la mochila que es de mezclilla o lona o algo así y ya se te mojó todo lo de adentro, los cuadernos, y hasta el libro que tenías que devolver. Y la lluvia que a pesar de todo te gusta porque es bonita, porque es romántica, porque te recuerda a ella, y la mochila empapada que te recuerda a ella, y la canción que te recuerda a ella, y cualquier estupidez que por muy sin sentido que parezca te recuerda a ella, los pantalones, la polera, los rodillos, la pintura, y hasta las hojas del diario te recuerdan a ella. ¡No che, vos estás cagado del mate! ¿En serio, hasta las hojas de diario? ¿Puedo saber al menos como se llama la piba esa? Que debe ser una afrodita para tenerte así de rayado. Magnolia, Magnolia se llama ¿Magnolia como la película? Si, como la película, y como la flor. ¡Que pedo, loco! y que onda la vieja, ¿estaba drogada que le puso ese nombre? ¿Magnolia? No loco que onda… Y de a poco se fue desvaneciendo esas vocecita que ya se venía volviendo insoportable, y de golpe de nuevo al parque, la lluvia, y Fito aullando ¡Olmedo se ríe de todo! Mirá, sos un capo y todo, pero cantás peor que una patada en los huevos, sabelo, argentino del orto, además, todas las noches me cantás la misma canción, oye, tenés como 20 discos y todos los días con la misma cancioncita, pará, en serio.
         Dame un break, por favor, y no, ahora estoy en un colchón, tirado en el suelo, en algo que no parece una pieza, y miro para el lado y apareciste ahí, Magnolia, ¿Por qué estás acostada al lado mío? ¿Por qué está tu cabeza en mi pecho? ¿Por qué me tomas la mano? ¿Por qué tienes tu pierna cruzada encima de mí? ¡Sal de acá, por favor! Y suena de fondo el viejo John y su saxofón tenor bendito, Im old fashioned, Paul Chambers, Philly Joe Jones y no se quien más, el saxofón se pasea tranquilo, entra la trompeta, Lee Morgan, ¿¡Por qué me estás besando ahora!? Desaparece, por favor. Y además ¿porque siempre tiene que haber música de fondo? No puede uno tener un sueño tranquilo, que después despierto y no me puedo sacar la música de la cabeza en todo el día.
         Ahora una pieza vacía, te estoy dando la espalda, mirando a la muralla, pero sé que estás ahí, parada detrás de mí, te siento, te presiento. Y de pronto un auto, la voz de tu mamá que me habla, y vuelvo a la pieza, estoy cantando bajito mientras trabajo. Y yo sigo con vos, sabés se hace difícil seguir anclado aquí sin tu amor, sin tu amor. Algo te debe haber conmovido en ese momento, Magnolia, porque te me acercaste de improviso y me diste un beso entre el cuello y la cara, un beso de esos suaves que das tú; tienes besos de ternura y besos de pasión, y ese era una beso de ternura, te conozco, yo me sonreí un poco, para mí, y te apartaste, se que te complican las demostraciones de cariño, es una mezcla de pudor e inseguridad, yo creo que lo que a ti… Eres tan complicada, nunca puedo entenderte, ojalá fueras un cigarro para fumarte, Magnolia, simplemente fumarte. Ahora es tu casa, tu jardín, tú sentada al lado mío, tus piernas enredadas en las mías, ahora es la cama de tu mamá, los dos desnudos  y abrazados, ahora es mi pieza, mi cama sin colchón, muchos libros, ahora el supermercado, ahora la calle, ahora el sillón de tu casa, de tu ex casa, y estamos acostados, abrazados de nuevo, escuchando al insufrible de Morrisey y los Smiths, ahora una mesa, ahora una silla, ahora las hojas de diario, ahora… esto se salió de control. Sentados en el sillón de tu casa, te digo algo y de la nada te das vuelta y me atropellas con beso, ¡Y me das ese abrazo! ¡Ahora! después de años, Magnolia, después de años, ¡Donde estuvimos todo este tiempo, Magnolia, donde estuviste, donde estuve yo! Y ahora te marchas, Magnolia, y me dejas acá agonizando, Magnolia, ¿por qué, Magnolia, por qué? Y porque justo ahora el hijo de puta de Fito no canta nada y me hace sentir tan solo, y tú Magnolia, ¿Por qué te vas así, tan rápido? ¿Y qué pasó con todo lo que dijiste, Magnolia, qué pasó con todo eso? ¿¡Que te pasa Magnolia que ni hablas!? Pareces muerta Magnolia, di algo, Magnolia, ¡Magnolia! Muévete Magnolia, responde, haz algo, ¿¡Estás muerta!? ¡Magnolia, Magnolia!
         Y desperté, agitado, gritando ¡Magnolia, Magnolia!
¿Por qué gritaba eso, quien es Magnolia? Qué raro, no conozco ninguna Magnolia.
Miré la hora en el celular: 05:17 AM, el nadir de la noche. Otra vez me quedé dormido con la luz prendida, y el libro se cayó de la cama, carajo, se salió el marca páginas de nuevo, y el computador prendido, y el mate frío, y ese tarro apestoso que llamo cenicero, a punto de rebalsarse, mañana lo vacío, lo juro. Y me levanté a apagar la luz. Que frío hace, la ventana quedó abierta, me acosté de nuevo y me eché la frazada encima, y este colchón de porquería es peor que una cama de clavos, y quién carajo es Magnolia, que me hace despertarme a esta hora. Y me volví a dormir, rezongando. 

martes, 4 de marzo de 2014

Disfrutarte

Ojalá fueras cigarro para fumarte

domingo, 2 de marzo de 2014

tu beso infinito

no tengo palabras complicadas para explicar esto, es tan simple como que me siento de quince años de nuevo, feliz con darte un beso en la cara, seguro con estar atrapado en tu abrazo un minuto, nervioso de mirarte a los ojos tan de cerca, sorprendido cuando después de varios días te me abalanzas con un beso infinito, boca con boca, ojo con ojo, nariz con nariz, corazón con corazón.