hay un hoyo negro vacío
que succiona con fuerza
la casa está tan grande
tan abandonada
miércoles, 30 de agosto de 2017
como podría estar haciendo estoy
si no hubiera introyectado una luz
drogas para cuando estoy triste
how to feel safe and healthy
onomatopeya antónima
sin valor neutro
hasta donde llegará el cabello
los ríos, vestíbulos, torreones,
los búhos, los ricos, los animales
hasta donde las lianas
las insignias estatales
si no hubiera introyectado una luz
drogas para cuando estoy triste
how to feel safe and healthy
onomatopeya antónima
sin valor neutro
hasta donde llegará el cabello
los ríos, vestíbulos, torreones,
los búhos, los ricos, los animales
hasta donde las lianas
las insignias estatales
En mi teatro de sombras,
trágica, ocupas un lugar
principal, fuente de vitalidad.
Cómo ángel redentor, tu luz
exterminadora, tu presencia
ascéptica, anestesia
las inmundicias de mi interior
como un higo podrido,
maquinal marioneta destino,
se pone en escena drama
hilos de plata, sutiles, invisibles, crueles
se pone en escena drama
El parlamento va:
"Si te digo que amo tus ojos
no me los entregues en una bandeja cercenados
o en un platito de café inocente, durante una mañana,
alegre, y la sangre inundando la mesa,
si te digo que amo esa cruz
inscrita al rojo vivo,
incrustada en tu corazón,
regálamela,
pero no te la arranques para dármela,
retenla, egoísta,
para que pueda contemplarla,
que si me toca me quemaré vivo"
trágica, ocupas un lugar
principal, fuente de vitalidad.
Cómo ángel redentor, tu luz
exterminadora, tu presencia
ascéptica, anestesia
las inmundicias de mi interior
como un higo podrido,
maquinal marioneta destino,
se pone en escena drama
hilos de plata, sutiles, invisibles, crueles
se pone en escena drama
El parlamento va:
"Si te digo que amo tus ojos
no me los entregues en una bandeja cercenados
o en un platito de café inocente, durante una mañana,
alegre, y la sangre inundando la mesa,
si te digo que amo esa cruz
inscrita al rojo vivo,
incrustada en tu corazón,
regálamela,
pero no te la arranques para dármela,
retenla, egoísta,
para que pueda contemplarla,
que si me toca me quemaré vivo"
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Poemario Negro
soy una parra raquítica,
el nombre del padre, gigante, escrito en el cielo
me ha obturado la luz del deseo;
un nombre gigante pero ineficaz,
opaco en su completitud,
un nombre replicado a cincel,
sufriente, sobre una roca frágil,
sobre el dintel de una puerta clausurada.
la puerta da paso a un establo,
el escenario es escaso, volátil,
las formas del deseo,
sobre estructura precaria
se desinflan, se desarman,
los contornos frágiles colapsan,
las humildes marionetas mueren aplastadas,
el colapso de lo simbólico,
un diluvio torrentoso diluye las tintas,
las cuñas se colman, se alisan, se borran
colapsa la inscripción de la falta
el encuentro con el objeto es terrible
como un rostro desconocido
asechando, oscuro, por el margen de la puerta,
la fuerza es incontenible,
las vigas están por ceder
el invasor asecha en los sueños
colgando desde la esquina, en el techo
observa con ojos fríos
emana oscuridad
como una boca monstruosa
que va a devorar
una hiancia voraz,
que se desvela en la obertura de la noche
el terror y la mirada, lo mismo,
pecho aterrador,
el invasor
de otro mundo
ya lo sabe
viene por mi
el nombre del padre, gigante, escrito en el cielo
me ha obturado la luz del deseo;
un nombre gigante pero ineficaz,
opaco en su completitud,
un nombre replicado a cincel,
sufriente, sobre una roca frágil,
sobre el dintel de una puerta clausurada.
la puerta da paso a un establo,
el escenario es escaso, volátil,
las formas del deseo,
sobre estructura precaria
se desinflan, se desarman,
los contornos frágiles colapsan,
las humildes marionetas mueren aplastadas,
el colapso de lo simbólico,
un diluvio torrentoso diluye las tintas,
las cuñas se colman, se alisan, se borran
colapsa la inscripción de la falta
el encuentro con el objeto es terrible
como un rostro desconocido
asechando, oscuro, por el margen de la puerta,
la fuerza es incontenible,
las vigas están por ceder
el invasor asecha en los sueños
colgando desde la esquina, en el techo
observa con ojos fríos
emana oscuridad
como una boca monstruosa
que va a devorar
una hiancia voraz,
que se desvela en la obertura de la noche
el terror y la mirada, lo mismo,
pecho aterrador,
el invasor
de otro mundo
ya lo sabe
viene por mi
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Poemario Negro
martes, 29 de agosto de 2017
el horror del objeto parcial
padre acaso no ves que ardo
el horror, el miedo
de encontrar los ojos amados
en el platito de café
padre no ves que ardo
encontraste mi brazo quemado, en sueños,
sin dueños, sin años, con daños
padre no ves que ardo
de encontrar los ojos amados
llorando
tras cristales
en el platito de café
padre acaso no ves que ardo
el horror, el miedo
de encontrar los ojos amados
en el platito de café
padre no ves que ardo
encontraste mi brazo quemado, en sueños,
sin dueños, sin años, con daños
padre no ves que ardo
de encontrar los ojos amados
llorando
tras cristales
en el platito de café
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Poemario Negro
lunes, 28 de agosto de 2017
bendito el peldaño maldito
en el que tropezaré por última vez
la precipitada, la cornisa, la balaustrada,
y el escalón y el pie,
y el frio y el viento que sopló ese día
y el equilibrió que cayó
y el dolor que se esfumó,
maldito el último respiro,
bendita la última exhalación
oh vacío de mirada profunda,
abismo del océano,
profundidad del hombre,
canto de sirena, estertor moribundo
hálito desesperado, oh caverna abisal
pequeña luz distante
que se filtra entre la niebla densa,
oh cabellos de plata de la noche,
tangentes de la luna, oh vacío sepulcral
oh verde viscoso, oh profundidad,
inexacta profundidad
inefable profundidad
de nombre grave
de aliento fresco
oh cóncavas cuencas
oh grandes aureolas
rocios de luz,
viento glacial
direcciones
matrices
concatenaciones
oh temores
vacío cósmico
saltaré
en el que tropezaré por última vez
la precipitada, la cornisa, la balaustrada,
y el escalón y el pie,
y el frio y el viento que sopló ese día
y el equilibrió que cayó
y el dolor que se esfumó,
maldito el último respiro,
bendita la última exhalación
oh vacío de mirada profunda,
abismo del océano,
profundidad del hombre,
canto de sirena, estertor moribundo
hálito desesperado, oh caverna abisal
pequeña luz distante
que se filtra entre la niebla densa,
oh cabellos de plata de la noche,
tangentes de la luna, oh vacío sepulcral
oh verde viscoso, oh profundidad,
inexacta profundidad
inefable profundidad
de nombre grave
de aliento fresco
oh cóncavas cuencas
oh grandes aureolas
rocios de luz,
viento glacial
direcciones
matrices
concatenaciones
oh temores
vacío cósmico
saltaré
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Poemario Negro
malditas las miserias del hombre
maldito el veneno mental
el artificio la maña la astucia
la treta el amaño el engaño
los puñales y las espaldas
los decires, los hablares,
los contares;
malditos los ardides
malditas las penurias,
los rios de sal que se secan en las manos.
Que dolor, no estoy atado a ningun sueño ya
las habladurias del mundo
si pueden atraparnos
maldito el veneno mental
el artificio la maña la astucia
la treta el amaño el engaño
los puñales y las espaldas
los decires, los hablares,
los contares;
malditos los ardides
malditas las penurias,
los rios de sal que se secan en las manos.
Que dolor, no estoy atado a ningun sueño ya
las habladurias del mundo
si pueden atraparnos
maldita la carne, maldito el atardecer,
maldito el porvenir que se arrastra como un perro
maldito el aire que roba el aliento
la fuente seca, el decaer,
malditas las multitudes
y maldita la soledad
maldito el mal día que me vio nacer,
la resolución fatal, tres veces maldita,
de permanecer sobre la escena
malditas las estrellas
que develan los escenarios
malditos todos los trapos inmundos
que cuelgan de este corsario
maldito el vocabulario, el corolario,
los heraldos y los presagios
malditas las sibilas, malditos los leprosarios
malditas las ninfas y los sudarios
malditos los anaqueles, malditos los falsarios
maldito el tiempo que repta y se enreda en los rosales del calvario
maldito el porvenir que se arrastra como un perro
maldito el aire que roba el aliento
la fuente seca, el decaer,
malditas las multitudes
y maldita la soledad
maldito el mal día que me vio nacer,
la resolución fatal, tres veces maldita,
de permanecer sobre la escena
malditas las estrellas
que develan los escenarios
malditos todos los trapos inmundos
que cuelgan de este corsario
maldito el vocabulario, el corolario,
los heraldos y los presagios
malditas las sibilas, malditos los leprosarios
malditas las ninfas y los sudarios
malditos los anaqueles, malditos los falsarios
maldito el tiempo que repta y se enreda en los rosales del calvario
este nombre que me dieron está maldito
y maldito también el hado que lo tejió;
maldita la ponzoña y la cicuta
que por compasión al menos
me revienten ligero los intestinos.
Maldita la cuerda y el ojal,
que se enrosquen firmen
por compasión al menos;
maldita la fiebre ventricular
que demora ya demasiado,
que no termina de llegar.
Maldito el cauce
el agua que corre
la riviera infecta,
que estalla en esquirlas,
malditas las metrallas;
malditos perdigones
que desde que nací en mala hora
salieron desparramadas;
maldita la herida inmunda,
el germen y la bacteria,
maldita la tarde y la lluvia
en que me vieron caer
y maldito también el hado que lo tejió;
maldita la ponzoña y la cicuta
que por compasión al menos
me revienten ligero los intestinos.
Maldita la cuerda y el ojal,
que se enrosquen firmen
por compasión al menos;
maldita la fiebre ventricular
que demora ya demasiado,
que no termina de llegar.
Maldito el cauce
el agua que corre
la riviera infecta,
que estalla en esquirlas,
malditas las metrallas;
malditos perdigones
que desde que nací en mala hora
salieron desparramadas;
maldita la herida inmunda,
el germen y la bacteria,
maldita la tarde y la lluvia
en que me vieron caer
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