martes, 5 de enero de 2010

Noche

Alguien sumergió una barra de grafito
en una esquina, allá arriba, en el cielo
que se comenzó a disolver, empujando
al Sol que en la otra orilla se despedía.

El Sol siempre camina, y se va
se despide y más allá amaneciendo
saluda y sigue su carrera,
el cielo a la Luna heredando.

Pero la Luna que es dama perezosa,
coquetea y se menea lento,
riega un puñado de estrellas
y da un paseíto en el firmamento.

Y luego cuando el cielo es rosa,
ya extraña sus aposentos,
se esconde detrás de su velo,
y se va con el rostro cubierto.

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