viernes, 24 de abril de 2015

Ojalá pudiera imaginar luego
un poema laberíntico,
del cual finalmente
no pudiera escapar.

domingo, 19 de abril de 2015

Veo mi historia como si no me perteneciera.
Si no existieran soportes
hay tantas cosas que nunca recordaría.
Lo que nos separa del pasado
es tanto más que solo el tiempo
transcurriendo mudo,
imperturbable como un río.
En la distancia lo vivido se aleja tanto
que se borran los contornos y con el tiempo se desvanece.
Y me veo a mi mismo como un extraño.
Que hice o que hecho, ya casi ni respondo por ello.
La memoria del tacto es tan efimera,
la de olores y sabores casi de desvanece en el momento,
los sonidos se diluyen en la distancia abandonada,
las imágenes se velan en la noche del tiempo.

sábado, 18 de abril de 2015

De solo verle los ojos le adivino el cuerpo,
mujer rebosante, llena de frutos,
de solo verla mirar
le adivino el sexo volcánico,
el eneagrama tatuado en el pecho,
columna vertebral
desde el pie al sol.
La noche es tu piel y mirar,
ave nocturna
en el espacio que abarca tu mirada,
cabe toda la penumbra,
enigmática cazadora,
no fuiste hecha para la luz del día.

Saltabas sobre mi a cada instante,
en cada oportunidad que nos diera la puerta,
nunca me dejaste casi vivo o casi muerto,
en tu cabalgar cabalgaba la impaciencia
siempre me embestías, sin mediar la resistencia
tanto de impiedad, ay! tanto de inclemencia


domingo, 12 de abril de 2015

Belleza en el milagro,
como germina la espiga
desde la dura roca
aferrada la semilla,
un haz color de sol
en busca de cielo abierto,
milagro y trigo tostado
empinandose al viento.
Y en silbante reverencia,
cae su cabellera ondulando,
esbelta espiga dorada
con estela flamígera al sol.
en su reverente flexión,
caudal ensangrentado,
Y cae en su rostro el telón

sábado, 11 de abril de 2015

La vida no se dirige hacia ningún lugar. Tengo un montón de pesos agarrados sin ningún esfuerzo, sólo basta un viento nuevo para que los haga volar. Ya traicioné y fui traicionado en tantos caminos, cuánto se puede aprender. Ya he enseñado y aprendido a llorar. No podemos detener la abrasadora llama que consume los caminos transitados, persiguiéndonos en la carretera, hay que inmolarse en la circunstancia.