domingo, 30 de agosto de 2020

Con qué palabras empezar un poema,
Podría decir"
Soy un fantasma que camina muerto por tu calle,
que se sienta en la vereda
a observar un departamento
que podría estar vacío,
y sufro, y vacilo
pensando si debería tocar tu puerta,
importunarte con mi presencia que quema,
si debería volver a estrellarme contigo,
abrir las heridas o recomponer,
o si debería seguir de largo,
pensando mil veces en volver la cabeza,
o volver a pensar mil veces si debería,
si podría.
Pensar mil veces con qué palabras empezar un poema,
que nunca se sabe
cómo se dice,
cómo se hace.
Cómo construyo una palabra que te alcance,
a una distancia abismal,
y también tan cerca que quema con silencio.
Cómo hago para pasar como un cometa
por el horizonte de tu balcón,
para que me mires.
Cómo hago para cruzar este océano profundo
sin dispararte en el intento,
sin quemar la frágil presencia de tu silencio.
Cómo hago para cruzar de nuevo
mis piernas sobre las tuyas
en el frío aterciopelado de esta noche,
para volver a esconderme en tus sábanas,
y acecharte mientras te levantas temprano para ir al trabajo,
y fingir que duermo,
y espiar tus acciones cotidianas,
y hacerme el despistado cuando me des un beso antes de irte,
y habitar tu espacio íntimo cuando no estás,
y dar mil vueltas por la casa para no irme,
pasarme el día leyendo acostado en tu cama
y estar ahí cuando vuelvas,
recibirte reconfortado, comer frutillas con nutella, conversar sobre el día,
hacer planes,
comer chocolates,
hablar de la clínica y de Lacan,
y quejarnos un poco,
y doblar ropa, y hacer la cama antes de dormir,
y tomar hipnóticos o benzodiacepinas,
y beber agua y echarnos cremas,
apretarnos la cara,
orinar mientras te lavas los dientes,
o bañarnos en la ducha,
y yo te acaricio mientras me quema el agua hirviendo,
y te jabonas mientras me lavo el pelo,
y compartimos desnudeces y nos envolvemos en toallas, mientras conversamos,
intentando ignorar lo que duele,
las heridas que matan en silencio,
la terrible repetición que acecha los momentos cotidianos,
cómo desanudar un afecto enquistado,
su intensidad traumática,
el terrible escenario confuso que explota en un segundo,
que perfora la carne con un dolor sordo,
cómo encontrar una palabra para empezar un poema
que quiere hablar sobre algo sin palabras.

miércoles, 19 de agosto de 2020

sabes que volvería a ese día
pálido como un recuerdo,
encogido
sentado, entumido,
el día en que no comí, no dormí

y me senté como un fantasma desfalleciente,
enfermo como un árbol,
apuñalado,
a esperar algo,

algo que siempre desfalleció también,
y nunca pude recuperar el calor

ese día morí,
clavado en una silla,
con el viento y la lluvia de otoño,

pasé la noche en la calle,
rasqué el frío en las entrañas,
con intenso dolor,

respire el hielo, comí la calle,

débil,
con la piel exhausta,

y me recogiste
por compasión

me preparaste una comida caliente
me arropaste en esa silla,

recogiste mis huesos en un canasto,
los zurciste con paciencia,

no sirvió

se volvieron a caer
desparramados por el suelo,

no sirvió.

Me tomaste en tus brazos,

me hiciste el amor en tu cama,

me acurrucaste en tu regazo,

me diste respiración,

no sirvió


me acariciaste la frente,

pero nunca pude recuperar el calor,

mis huesos se desmoronaron,

ese día morí

pero no sirvió

lunes, 10 de agosto de 2020

Siempre que puedo,
me escapó a tu esquina de noche,
a mirar tu ventana,
para ver el año nuevo
si pasa tu silueta
y me invaden colores,
y me clavan gritos en la espalda,
y me devuelvo a media asta,
con un poema atravesado en la garganta,
en la boca del estómago,
en el reverso de la mano,
y miro tu insomnio febril,
tu dolor desbocado,
le veo ojos a tu miedo,
y me miran con odio

martes, 4 de agosto de 2020

¿puedes explicarme que estamos haciendo?
¿bailando un ballroom triste como una comedia?
¿actuando un drama soft de media tarde?
¿haciendo una maniobra emocional de funambulismo conformista sobre el borde de la juventud tardía, para cerrar los ojos a esos dolores del siglo: la soledad apática, la soledad bulliciosa, la soledad vergonzosa, la soledad por deficiencia relacional?
Mírame de frente y acepta el dolor, somos eso, somos sufrimiento.
¿Acaso no percibes en mi abrazo el grito desesperado, el pavor?
No trato de engañar a nadie, soy miedo y soy dolor,
míralo de frente
¿Puedes soportarlo?
soy un camino más, como otros, no soy especial,
tengo tus gestos, tus marcas, soy un accidente en tu camino.
Soy una letra del diccionario, cargo el dolor del siglo,
el dolor anónimo, el dolor confundible, el dolor reemplazable,
llevo también la marca de mi siglo,
del desengaño, de las promesas rotas,
de la ibaris: la revelación de que no soy un héroe,
la aceptación de la mortalidad, no hay proeza,
no hay camino,
solo hay dos flechas, una ineludible.
Somos el fracaso del proyecto del sujeto del siglo enceguecido,
la historia que viene después del final,
el retorno en la parábola:
un cometa cansado o pirotecnia desfalleciente,
el suspiro lastimoso que queda después de hacer el amor, el peor de todos, el más feo, ese suspiro en el que caen todos los telones, el fin de la obra del deseo, el hastío de lo real.

domingo, 2 de agosto de 2020

convertir el silencio
en gotas de frio
para poder sentirlo
cuando no estás acá,
acumular el silencio en un vaso,
para que puedas beberlo
cuando vengas
y sientas
todo lo que callo
sin decirlo,
y hacer de estas palabras,
lejía y almendras,
hacer de este suspiro
un cigarro,
para que puedas fumarlo
y sentir,
en un respiro,
todo lo que callo


viernes, 26 de junio de 2020

Volví de un paseo por el barrio,
han demolido la pérgola
del parque que no veré más,
está ya no será más mi tierra,
vuelvo a ser un expatriado.
Golpe a golpe el viento
recorre el descampado gris
sobre el que construí
castillos de naipes,
y recuerdos secos brotaron del suelo,
marchitos, como el ojo herido
que llora mares de sal sobre la tierra baldía.

Onces ciclos de la luna vio esta tierra,
once estampidas del deseo ansioso,
una misma sed,
una sola y la misma,
abrasadora,
opresión pectoral insatisfecha,
extranjera.
Ríos de tinta, se diría,
fueron vertidos entre estas paredes,
pero sería un anacronismo.
Nadie encuentra a nadie,
todo gira, once ciclos,
y todos terminamos donde mismo.

Una trompeta triste
plañe soliloquios esta noche,
inaugura una noche para los ojos,
sucedáneos, juegos de luces,
tratarán de poner fin
a un scrolling eterno,
fantasmas se actualizan,
como se actualiza un feed,
con mil caras nuevas,
mil vacíos espectrales,
mil pequeñas diferencias,
que anhelan ocultar lo mismo,
uno y el mismo vacío.
un desperfecto estructural,
una falta sorda, ensordecedora.

Y yo por mi parte
inauguro una nueva temporada de dolor escrito.
Yo porto mi dolor en la frente, indescriptible,
tu lo odias, no lo puedes ver,
no quieres saber nada eso, se diría,
pero sería un anacronismo,
y yo por mi parte
inauguro una nueva temporada de dolor escrito,
hago lo que puedo, diría, con lo que tengo.

Intento escribir un dolor sin palabras, diría,
para hacer algo de él,
pero sería un anacronismo,
pintaría descripciones,
apilaría adjetivos,
exhibiría tristes juegos de palabras,
me ufanaría de una abundante producción,
cientos de noches quemadas, diría,
bajo las brasas de una misma herida, diría,
y con qué fin.

Ya no he devolver la vista atrás, diría
como un destino estoico,
pero con qué fin,
la angustia es un planeta descolgado de su órbita,
volver la vista no tendría sentido.

Podría levantar la cabeza,
alzar la mirada,
llevar adelante empresas vitales,
pero con qué fin,
si la angustia es un planeta descolgado de su órbita,
volvería la vista atrás, pero no tendría ningún sentido.





miércoles, 24 de junio de 2020

en esta noche
que se desdobla y pasa,
en el espacio que hay
entre 
un cielo negro 
y mi pelo, y mi cara,
y pasa
a través de todo,
pasa, hace pasar,
corta,
retiene
o hace circular,
un flujo,
un ciclo,
una secuencia rítmica.
Pasa la luna en un reflejo,
en mi ojo,
pasa, no pasa,
y hace pasar,
un impulso,
un afecto, 
una conciencia, 
te veo,
veo una taxonomía,
categorías,
te veo ahí,
veo un ritmo,
tu pulso
tu afecto, veo
el intersticio entre la especie,
una superficie, tu textura,
tu cromática,
tus intensidades,
ocultas, explícitas,
y afectos pasan,
no pasan,
hacen pasar
a la noche,
a esta noche
entre mi ojo,
entre tus ojos,
pasa entre ojos,
pasa,
hace pasar,
como la luna pasa 
en mi ojo
como un reflejo,
como pasa mi ojo,
en tu ojo
como un reflejo,
pasa tu ojo por mi ojo,
no pasa,
hace pasar,
como pasa 
saturno entre sus anillos
pasa,
no pasa
y hace pasar.

domingo, 21 de junio de 2020

una angustia trasnochada abraza
antiguos complejos, imagos parentales,
vacíos virtuales espejados,
muros de palabras,
fríos,
sin palabras,
sobre una fría pantalla, una madre,
como una orilla de rio,
dura,
sin fondo,
sufriente como un amanecer,
muda como la angustia,
ciega como el dolor,
muerta como una pena,
plana como el silencio,




una lituraterra fantasmatica,
asciende sin vacilación
sobre aires ensoñados, trasnochados
trasmutados al devenir
de cantares, de rigores
estertores
desertores,
cantan y trinan voces de la entreguerra
y una literatura terrible asciende
de la tierra, de las quintas,
del vinagre de la rancia nobleza agraria.
A la luz de actrices que enmudecen,
de atroces historiadores del ojo,
terribles fascistas mutilados,
adoradores tanáticos del terror sedado.
A la sombra de claveles burgueses,
de tremendos merodeadores,
de buscavidas y aduladores,
y mutismos y pequeñeces.




sábado, 20 de junio de 2020

un contacto a la velocidad de un siglo,
recorre kilometros esta noche añorando
un peligro consumado sin vacilación,
de una promesa que gotea
sobre mapas del deseo, fugaces, arcanos, místicos,
inpronunciables
Un misterio de ojos, de miradas,
de cuerpos desnudos que se han zambullido
en el terciopelo,
que se rozan en la estática centelleante
de la presencia lejana
sostenida
por pulsos
magnetico-electros que disparan,
levantando carantoñas en el aire,
con ojos ciegos,
fantasmas de humo,
silbidos, seseos, gruñidos
amorosos, temerosos, expectantes,
mal humorados, estresados,
aislados, consentidos,
brutos y risueños,
tontos e inocentes.
Reflejos fugitivos, pantallas opacas,
traducen como pueden
un beso largo de contrato prometido,
con cítricos sabores, con olor a azahar,
viscosos como el vino, total
como un grito ahogado en el mar,
como una tierra prometida,
fecunda,
extranjera,
irreal, imaginada
largamente,
con miedo, con ansiedad,
como una radiografía de un sueño
erótico
adolescente,
patético, candoroso,
vergonzoso.
Una larga espera de una larga espera,
como una marcha de una década en un desierto subjetivo,
como andar un laberinto de tierra en círculos,
con sed,
y la salida se retrasa
infinitamente,
se desplaza con el horizonte
andando al mismo paso,
alejándose a velocidad incierta,
mientras yo estoy acá inmovil
impaciente,
navegando el horror de la quietud desesperada
sobre una plataforma de poliéster,
colgando de un ansiolítico de celulosa





sábado, 23 de mayo de 2020

Una cama grande
para un lector solitario
es un campo de guerra
entre libros
y sábanas rayadas

lunes, 27 de abril de 2020

Llegar tarde,
nunca llegar,
quedarme parado en la esquina,
mientras el reloj
se acerca al toque de queda,
echo dos miradas,
y tengo que correr,
no me pueden agarrar los milicos de nuevo.
Mañana lo intento de nuevo.

jueves, 16 de abril de 2020

de pronto me vi tan lejos de todo
como un color pintado encima, desteñido.
En un camino
que va a otro sitio,
un lugar afuera
en el que mi vida
se desinfla como un globo
que se queja lastimosamente
y se sacude
de toda la resaca de vida
que se me ha empozado en los hombros.
Debo marchar,
a un lugar extraño
originario, antiguo,
donde me encuentre con otro,
donde
el agotamiento de vivir
se suspenda,
un lugar de otros colores,
en el que
todo gesto sea antología,
toda sonrisa
perdure
en una instantánea
en un rincón
imperecedero.
Donde no haya más fondo
del momento
que el instante vivo,
donde me pueda sacudir,
de esta cáscara
herrumbrada
que me ha atrapado,
que ha cubierto mi gesto,
mi mirada,
mi palabra sincera,
con una defensa pueril,
obscena, litigante,
quiero sacudirme,
dejar aflorar
mi gesto sincero,
mi mirada,
mi palabra certera,
ya sin miedos,
no ser ya nadie más hoy
ni donde ni a veces
ni por si acaso,
ni por piedad,
hacer del gesto
un dardo certero del interior,
y salir afuera,
como quien sale
afuera.

miércoles, 15 de abril de 2020

sobrevuela en carroña
el inefable goce
de entregarse a la miseria
con los ojos abiertos,
a los vientos del crimen,
al desenfado del dolor,
y sostiene en vilo
el dulce puñal,
gozar gozar,
de elegir una desdicha,
como un trago de alcohol
poderoso,
destructivo,
como un ahogado,
que entrega el cuerpo
al brío de las olas,
que lo dominen, que lo sometan,
y entrega los miembros
para que bailen un ritmo ajeno
para descansar de si,
entrega el cuerpo
para que lo gobierne otro,
como quien pone las manos
en servicio,
entrega su suerte
entrega su dicha,
para que nadie pueda decir
fuiste tú el culpable,