martes, 28 de octubre de 2014

Bien en el fondo del aire, ya no se que encontrar, si cada maleta que abro se espanta o me espanta y encierro de nuevo el aire viciado pero cristalino, en la esfera cercana, lejana, de presencias en la inmensidad, cataplasmas en el aire, desfiguración y transducción.
cada pecado que cometo, es un fracaso de Dios
cada vez que nos besamos, Dios pierde la fe

viernes, 24 de octubre de 2014

Los gemelos y el pensador

Los gemelos y el pensador, son dos formas de plantear una situación: El problema no tiene solución. Cada vaso que se recuerda, en vano rescata el pensamiento del presente, y se vacía una vez más en el fondo del mundo. Paloma sideral es el recorrido del pensamiento, la velocidad del pensamiento, el espasmódico pensamiento. El pensamiento. Y se vacía una vez más en el fondo del mundo, el problema tiene solución, hay dos maneras posible de plantear la situación: Los gemelos y el pensador.

viernes, 17 de octubre de 2014

En el día de los santos un sol cae a la calle
y los andamios cansados de la muerte hoy se caen,
las esperanzas se han quedado al sur de dios
y el vagabundo de la montaña canta una canción:
<< Ay ay ay que te he visto venir
que el amor que se aproxima que tenga paladar
que tenga patronal, que tenga muladar
que tengo evicción, que tenga revolución,
y que sea como un ángel para poder ultrajar>>



viernes, 3 de octubre de 2014

Tus palabras de fuego son un hielo suave que calla lo que expresa, el silencio es la onomatopeya de la muerte, y acá, el silencio cargado de sentido no se interpreta tanto como la tempestad que zarandea la nave frágil, sino como la quilla que explota en proyectiles que arañan la superficie del mar, un herida leve que no hiere pero que se lanza como un mártir contra la culpa del verdugo, que matando al condenado se malogra más a si mismo que al decapitado.
Tengo que protegerme de los mausoleos hambrientos que eternizan el llanto de la pérdida, descentrando la sujeción desde la pérdida a lo perdido, y reconstruir como premisa cada centímetro del vacío indemne, paz ante la discordia, que el tiempo que se arrastra en el viento y la fragancia de la libertad profunda disolverán ya el sentido de la pérdida, y bien adentro en el centro de la emoción, la fibra que es perdonada es liberada de la presión, la tarea es descargar la opresión, y cerrar los ojos, estirar las manos, y repetir con tranquilidad el mantra de la sanación: Ante tu mundo hermético, ¡Aceptar, aceptar, aceptar! no exigir ni presionar, ¡Aceptar, aceptar, aceptar! al mundo como viene y nada más.
No es como si un yo fuera una isla flotando en la arena social entre un par de coordenadas históricas, y que de pronto por los pasajes del devenir perdiera un tú por infortunio, un poco más allá de donde llegan mis manos, si no que es más como un yo que es un edificio del cual por arrebatos intersubjetivos arranqué un pilar constitutivo de él, una experiencia de años que ha sido determinada y determinante. No es como si simplemente te desvinculará de mí así sin más sino que me desvincula a mí de mí mismo con esa vivencia fundamental que me ha performado, porque eres menos un tú lejano que un tú integrado inexorablemente a mi historia, un saco de proyectos e ilusiones que se desprende como se desprende un riñón o un volumen de mis efemérides, y cuando te pierdo como vínculo, pierdo una torre de mi yo devenido inescrutáblemente entre las interacciones, y lo que duele la perdida de un tú como una muerte a secas no es lo mismo que lo que duele cuando torno la vista hacia este ser extrañado que se contempla a si mismo soprendiéndose irreconocible porque no soy el yo que era hasta antes de desvincularte, soy un alienado de su propia historia que se vuelve un extraño para si, un yo cojo de una parte constitutiva de la que te apropiaste a través de los años, y el luto de perderme a mi mismo en perderte quema como un arrozal en llamas. Que es lo que ahora soy sin un tú, ciertamente no el que fui ayer, o el que quisiera ser, y cómo reconstruyo aquel vestíbulo que construiste tú en mi con una bóveda inmensa para albergar el horizonte hacia el cual se dirigía el deseo, como reconstruyo tu morada que tenía inscrito tu nombre en todas las murallas, ¿Cómo se llama mi yo sin ti, si siempre fuiste una letra de mi nombre?