lunes, 27 de abril de 2020

Llegar tarde,
nunca llegar,
quedarme parado en la esquina,
mientras el reloj
se acerca al toque de queda,
echo dos miradas,
y tengo que correr,
no me pueden agarrar los milicos de nuevo.
Mañana lo intento de nuevo.

jueves, 16 de abril de 2020

de pronto me vi tan lejos de todo
como un color pintado encima, desteñido.
En un camino
que va a otro sitio,
un lugar afuera
en el que mi vida
se desinfla como un globo
que se queja lastimosamente
y se sacude
de toda la resaca de vida
que se me ha empozado en los hombros.
Debo marchar,
a un lugar extraño
originario, antiguo,
donde me encuentre con otro,
donde
el agotamiento de vivir
se suspenda,
un lugar de otros colores,
en el que
todo gesto sea antología,
toda sonrisa
perdure
en una instantánea
en un rincón
imperecedero.
Donde no haya más fondo
del momento
que el instante vivo,
donde me pueda sacudir,
de esta cáscara
herrumbrada
que me ha atrapado,
que ha cubierto mi gesto,
mi mirada,
mi palabra sincera,
con una defensa pueril,
obscena, litigante,
quiero sacudirme,
dejar aflorar
mi gesto sincero,
mi mirada,
mi palabra certera,
ya sin miedos,
no ser ya nadie más hoy
ni donde ni a veces
ni por si acaso,
ni por piedad,
hacer del gesto
un dardo certero del interior,
y salir afuera,
como quien sale
afuera.

miércoles, 15 de abril de 2020

sobrevuela en carroña
el inefable goce
de entregarse a la miseria
con los ojos abiertos,
a los vientos del crimen,
al desenfado del dolor,
y sostiene en vilo
el dulce puñal,
gozar gozar,
de elegir una desdicha,
como un trago de alcohol
poderoso,
destructivo,
como un ahogado,
que entrega el cuerpo
al brío de las olas,
que lo dominen, que lo sometan,
y entrega los miembros
para que bailen un ritmo ajeno
para descansar de si,
entrega el cuerpo
para que lo gobierne otro,
como quien pone las manos
en servicio,
entrega su suerte
entrega su dicha,
para que nadie pueda decir
fuiste tú el culpable,