martes, 14 de junio de 2011

desenmascarar a la inocencia mentirosa es ser subversivo, burlar la seguridad del padre que cree que tiene todo bajo control y violar las expectativas de la sociedad pacata y reprimida. La mayor afrenta que se sufre es la burla que ni siquiera se conoce, gran labor es la de quien va escandalizando mojigatos de largos vinoculares, voyerista provocador, pero también la de quien sigilosamente entra por las ventanas de sus hijas, reprimidas por sus beatos padres, para demostrarles que sus intuiciones no son pecados, y que no puede ser robada una inocencia que no existe, si tampoco existe una culpa.

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