viernes, 20 de noviembre de 2009

Karenina

Riendote de mi, brutal embriaguez
te cogería
así - la hermosa trenza
¡oh! que bebería
tu gusto de frambuesa y fresa
¡oh! carne de flor
riendote del viento que te besa
como un ladrón

En tus valles pasaron los mejores días de mi vida
engañado de tu encanto
engalanando tus desnudeces
al oido Baudelaire me dijo:
¡cuidado con esa mujer de primavera
no es lo que tu piensas, un acertijo,
solo es ligereza llevadera!
¡oh! eras tan falsa como Westfalia,
como un Bonaparte arrodillado
entre páginas francesas
majestuoso sol agazapado,
no, como Luis XIII de Richelieu una marioneta
en esquinas de Rimbaud descubrí
que no entiendes ni una sola letra
y al llegar a Verlaine comprendí
que en ti todo es una careta
como de Mallarmé un simbolo, en tu rostro
la incomprensión de la esencia de las palabras
tibias, en tu caparazón tan duro como absorto,
no producen ningún tipo de llagas,
como el cuervo de Allan Poe repites
lo que de moda al hablar asiste
como una réplica de Nina, lo que te sirve
es lo que pareces, Karenina,
tambien señorita La Mole
y Madame Blanche; Marianuchka;
Elizabeth Bennet y Ofelia, una imagen en tus sueños
de vanidad, de quien necesita atención
ojalá ya pueda Stendhal,
como Unamuno, en sus manos ahorcarte,
Bovary desquiciada, asqueada, compartida
y desenmascarada,
disfrazada, y colorada.
En tus valles disfrute de aquellas tardes
en mi mente y en la tuya que jugaban inocentes
con palabras que cruzaban del portento a la muerte
del emocional torbellino al sin sentido vacío
palabras cargadas de ideas que en el viento se transforman
en signos vacuos de colores vivos
pintorescos para tus salones de París
para tus modales refinados, y tu aversión al mal gusto
pero inofensivos para la parafernalia de tu mente
que no conoce fuera de vanguardias ni de clásicos obligados,
pero humildes genialidades como la presente no necesitan
de amores sinceros, frívolas mujeres como lady Macbeth
quedan fuera de sitio, cuando la afrenta
le es inalcanzable a sus intelectos, Augusto Pérez,
genio y descubridor de la esencia femenina dijo
"Cuando uno como tú se enamora de veras de una mujer
se enamora a la vez de todas las demás"
pero el genio ya no es como el albatros desafortunado
y hoy vuela tranquilo y majestuoso en el cielo
lejos de las sucias manos de los marinos
y de las Eugenias,
sus alas hoy no le son un estorbo
porque lo mantienen sostenido en la gloria
para muchos incomprensible,
príncipe de las nubes, que frecuenta la tempestad
y se rie de los arqueros.

No hay comentarios: