¿Cuando, donde, cómo, porque, termina tanta sensación?
camina libre  en frente al mar, no digas nada, te espero en la vuelta, donde siempre  estuvo allí, te lo cuenta a veces, no sabes reaccionar, solo corres, es  lo unico que espero, correr, dos veces, dan la vuelta, espero, te  privas, eres libre de prohibirte todo, no se donde encontrarte, no  existes, caminas tranquila, agitada, ya no se ni lo que piensas, que  dices, eres un barco, una isla , una promesa, a mi me da lo mismo, no  se, a veces no sé ni lo que yo, encuentro en ti poco, no importa mucho  en verdad, estoy vacío, esta vacío alrededor, menos tú, menos lo que tú,  no sabes ni lo que haces, ya no encuentras nada, estoy perdido, estas,  ¿vienes? siempre quizás, siempre un nunca, siempre yo esperar, siempre  hasta el amanecer, siempre desesperanzar, siempre no encontrar, el mismo  silencio cómplice, silencio culpable, silencio ocupado en otros lados,  en el horizonte desintegrar, siempre las mismas esperanzas vanas que  recuerdan una vuelta a la manzana, una bicicleta como un niño inocente,  como un pequeño, como un bebé adulto que necesita cariño, que necesita  un faro, una luz de distancias que rompe el espacio, que cicatriza la  matriz de la espera, la materia de la sonoridad, las palabras corren  silenciosas con estruendo liberado de voces, repleto de dedos, de  soliloquios nocturnos repentinos, tambaleantes, recalcitrantes, que no  se quieren ir, que se quedan para siempre, que me hacen compañia en la  noche solitaria, ebria, deseperanzada. Que piden una explicación al  viento de la madrugada, que son la línea que dibuja temblorosa mi mano  en algún lado que no conoces, que no intuyes, que no eres ni siquiera tú  aquello, aquella, ni siquiera nadie de los que conozco está alrededor,  todos son un atado de fabulas, de creencias inocentes, ven con ojos  tapados, guarecidos, escondidos, voluntarios obligados para no afrontar  realidades crudas, siempre llorar en el silencio como un globo vació,  expandido, rodeado de nada, que aisla el eco, no lo deja salir de estas  pardes empapeladas, siempre llorar y esperar conociendo desgraciado lo  que no ha de llegar jamás, no espero ya. Mientras te desvaneces lento, avanzando a la luz de las almohadas.
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