domingo, 6 de noviembre de 2011

Podría quemar esta noche todo lo que haya escrito; cuadernos, hojas, servilletas, pieles. Podría borrar esta noche todas las palabras, las letras, los signos, las líneas. Podría guardar un silencio estoico sobre todo lo creado, y matarme sin dejar que nadie escuche lo que hay que escuchar decir. Podría hacer todo eso y suprimir los cantos que describen el alma, incumplir mi tarea, pero aún así, ya está todo creado, hemos injuriado las raíces de la letanía, la esfera crece irremediablemente aunque nadie lo haya podido preveer, ya está, nada lo puede borrar. Él ha envenenado los cimientos de aquello que nos satura, le ha dado un golpe mortal, y ahora es el momento de nosotros de hacerlo caer. Destruir es una labor creativa, está plena de sentido, destruir es crear, el vacío también ocupa un espacio. Somos creadores, nos replicamos a imagen y semejanza en el mundo que hacemos, hay que sacar un poco del mundo desde el corazon del hombre. Limpiar el polvo de los viejos muebles, rodearlos de un aire nuevo, hay que rescatar del fondo del alma al hombre que está dispuesto a construirse a si mismo por entero, al hombre que es la obra maestra de si mismo.

No hay comentarios: