jueves, 6 de marzo de 2014

Magnolia II

II

         Alteridad, otredad, unicidad, transmutación, lo uno y lo otro, lo mío, lo tuyo, lo nuestro, sujeto y objeto, ¿dices que existe algo tal como lo nuestro? ¿De qué me estás hablando, de hermenéutica, de amor? De complicidad, me dices. ¡Qué exégesis ridícula pretendes! ¿Dices que Wittgenstein viene al caso? No estás entendiendo nada, como pretendes hacer metáforas de lo impronunciable. Estás hablándome del conjunto vacío, del conjunto que encierra todos los elementos que no existen ¡Eso es lo que llamamos un cajón de sastre, querida! Eres una tramposa. Es mejor callar. Un saco de nada, pura ilusión, o más bien, un problema del lenguaje, eso es.
Y el hijo de puta de Oliveira pretende hablarnos de amor, que se cree ese idiota vanidoso, como si de verdad fuera capaz de sentir amor por alguien más que no sea él mismo, ¡Ven a hablarme de amor aquí y te parto la cara, canalla! Sé que tienes razón… ¡Tienes un pacto con el diablo, hijo de la gran puta! A penas comienzo a insultarte y me mandas ese temblor, te pasaste huevón, grado VI, casi me botas el mate; ahí sí que me enojo. Como te iba diciendo, se que tienes razón, más bien lo que dices tiene razón, pero tú, tú que eres un condenado de tu propia conciencia, tú que eres peor que Hamlet, y que me dices del sujeto trascendental, ¿Crees que lo que dices lo puedes desligar del sujeto?¿De tu sujeto infame? Ni siquiera existes, ni yo tampoco, pero odio tus palabras como se odia secretamente las palabras de los padres, no por ser palabras en sí, sino por venir de ti, es lo que se llama epistemología nene, la posibilidad del conocimiento, discúteselo a Kant nene. Es algo así como una aversión edípica, tu fenómeno, tu problema, y no cebaré otro mate para seguir discutiéndotelo, no te mereces más de tres cigarros, eres un descarado.
Y tú, Magnolia, me preguntas porqué te llamo así. ¿Habría otra forma de llamarte? ¿Me interpelas por curiosidad o por morbo? A las piedras con esas disyuntivas, te llamo Magnolia porque es el nombre que te mereces. Magnolia como el océano, Magnolia como el calor, Magnolia como el aire, Magnolia como las mariposas.
¿Y cómo me llamas tú a mí?
Magnolia son tus piernas, Magnolia tu pelo, Magnolia tu fe, ¡Estás tan segura de todo! Magnolia no te vayas a sorprender.
Y sólo te ríes, Magnolia, sabes que eso no se debe hacer.

Magnolia, te escribí un poema. Te lo escribí con cicatrices. Now you got a monkey on your back, baby. Magnolia, tú eres el lector.

No hay comentarios: