lunes, 21 de marzo de 2016

El sentido es tan frágil,
tan fácil perderlo,
en una mala mañana,
en una pequeña desilusión,
y se precipita al barranco.
Se abalanzan cuestiones de tipo:

¿Como dormir hoy?

¿Como vivir hasta mañana?

¿Como ignorar al tiempo y su insoportable tintineo?

¿Para que pintar muros con las manos, si afuera el sol sigue abrasando todo y calcinando el aire?

¿Para que escribir si al final nadie se encuentra con nadie?

¿De que sirve encender un cigarro si no me atreveré a suicidarme?

¿De que me vale llegar a casa si tengo tanto odio?

¿Para que moverse si en el mundo no existe ningún lugar?

¿Para que dormir si mañana hay que despertar?

¿Para que hablar si al final todos se abandonarán?

¿ Para que respirar si no me fulminará?

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