sábado, 3 de enero de 2015

Requiem para todo suicidio

De la misma forma en que un ángel
no podría sobrevivir en esta atmósfera,
o Moises se tapaba la cara ante su dios,
él fue cortado sin madurar
y nunca estuvo preparado para soportar
las carencias de este mundo,
nació con un cascaron demasiado abierto
para poder protegerse
de las constantes derrotas
en que se despliega el mundo
sobre las personas,
de la dinámica de negar
que gobierna sobre esta tierra de persona.
La cultura
vuelve al hombre desadaptativo
dentro de si mismo.
Así,
la singular geografía
se va transformando en
un valle de lágrimas
autoreplicador
en que se ahogan
los desadaptados
a la autonegación.

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