sábado, 2 de septiembre de 2017

un camino recorrido.
largo recorrido
y serpenteante
parece retroceder
avanzar,
internarse por los campos
perderse en la neblina blanca de la mañana.
Han matado al toro,
sin símbolos,
han matado al toro
en una masa estratósférica,
lo han matado,
a punta de espada
atento el verdugo,
caen los tonos,
al toque de degüello,
y pesada y torpe cae la hoja,
se arrastra cansada sobre el final,
empuja con soberbia,
60 kilos de muerte.
En el fondo un cuadro de Marat
se salpica con sangre,
un comité delibera.
Un largo camino recorrido.
Las luces salpican la carretera,
las carretas a trompicones
se disputan la acera.
Una montaña en el fondo
está en punto de desahucio,
está sobrevpoblando el pasto,
las agujas del reloj,
la carroña del corregidor,
sobre la plaza pública,
y los buitres le picotean los ojos.
Una pesadilla en barroco,
no puede huir, no,
después de darme la luz, no,
no puede huir,
la familia, no, no puede ir
las camisas no,
las visiones,
los tazones,
los recuerdos,
los recortes,
las hebillas no,
las pasiones,
los encuentros no,
las canciones.
El amanecer no puede huir, no.
Después de darme la luz, no,
tengo los dedos pegados,
no puedo escribir,
un peso de 60 kilos de acero
me estrangula,
las nubes no, no pueden,
ni en las uñas.
La puerta está trancada,
en la puerta la tormenta golpea,
en las ventanas,
se siente llamar al que viene, viene llegando
el que viene,
es la tormenta el que viene, es él, que viene,
adentro la madera se quema lenta
bailando,
y el viento de la tormenta azota las ventanas,
la sed de las ventanas,
y la madera baila,
las herraduras rechinan,
los goznes, las tuercas,
los árboles redoblan,
se aferran más fuerte,
y la tormenta sacude todas las masivas
todas las cortinas,
las plegarias se deshacen en el suelo,
en un charco,
la esperanza se quiebra en el suelo,
en las rodillas, en los nudillos,
en la carne expuesta,
en las grillas,
en las rendijas, en las rejillas,
en las cerraduras.
La comida es para comerla en familia,
las palabras son para ser dichas,
el aliento es para respirar la lengua, para besar
el cuerpo amado, barrado,
y encontrarlo de nuevo
buceando bajo las sábanas,
enervado en amor,
en desesperación de vida,
en exceso vital.


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