martes, 11 de noviembre de 2014

Iba en el bus, sentada más adelante, conversando con el joven de su lado. Le iba explicando porque los libros no se deben dejar a medias, sin terminar. Era muy bonita.
Yo iba sentado detrás de ella, pensando en la desesperación del ángel y la burocracia celestial, el dictador omnipotente y la satánica rebelión.
Ella seguía argumentando, con su lógica opresora, y yo mirando a la tierra, jugaba con mi mano en una maleza que se empinaba alto, y recordaba los últimos libros que había leído.
Ella dejó el tenedor a un lado, cogió la copa, y antes de beber, dijo, "de todas maneras, un buen final puede arreglar un libro entero", y bebió más vino.
"No estoy de acuerdo", pensé, "el final es irrelevante, el último capítulo entero es irrelevante, un libro verdaderamente bueno no debería terminar, debería tener un tiempo circular, no como una cuenta regresiva, los libros no explotan".
Se afirmó en la baranda, y descendió del barco, "me gusta este clima para leer", dijo mientras bajaba la escalera, y miro para el lado, "así, con muchas ganas de leer, ¿como podría dejar un libro sin terminar?".
"¿Haz escrito un libro alguna vez?", me preguntó luego. "Si lo hubieras hecho entenderías..." y se recostó otra vez sobre el respaldo del asiento, tomó el paquete de galletas de la guantera y comenzó a comer, "... no sé como explicarlo, si yo escribiera un libro, me daría pena que alguien lo dejara botado sin terminarlo" dijo mientras se acomodaba los lentes, y luego subió el vidrio de la ventana, estaba entrando mucho viento.
Lo miró otra vez, y le acariciaba la mano que tenía en su muslo, "Eso pienso yo al menos, pero es mi teoría solamente" y lo besó frugalmente, botó el cigarro al pasto y lo pisó con su zapatito de paloma blanca. "¿Nos vamos de aquí?" y caminaron hasta el ascensor.
Yo me quedé pensando aún, hasta le encontraba un poco de razón. El bus se detuvo y se bajaron por la puerta de atrás, yo la quedé mirando, viendo como desaparecían a través la ventana, y le dije: "Es que era insoportable no podía seguir leyéndolo, el último libro que dejé botado fue el obsceno pájaro de la noche, no llegué ni a la cien."

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