sábado, 12 de julio de 2014

te tomaría como a un tren, sin planes y sin rumbo, sin dirección y sin objetivo. Sólo ciego y mudo, retorciéndonos como una lombriz. Cómplices en el vacío, dando forma a un rito extraño, constituyendo partículas desde nada, con tu doble hélice enroscada sobre mi, tu extensión en mi laberinto, con mi presencia en tu estancia, con tu aparición en la mía, con nuestra manifestación como unidad ontológica.

No hay comentarios: