miércoles, 25 de junio de 2014

Esfinge del enigma, cualquier respuesta me significaría la muerte. No mal interpretes mi silencio.

Yo te exhorto a enfrentar el horror, a enarbolar el desafío como himno nacional.
Te desafío a despercudir la felicidad, que de nuestras entrañas sabes que llama.

A cuantos pasos del borde del abismo brotan las alas,
ciertamente aunque fuera en el último, valdría la pena saberlo;
yo ya me lancé ,
paracaídas de fe.
Estoy jugando con la mano descubierta
ofreciendo el pecho al cuchillo.
Abriendo el pecho como un lago
esperando que te sumerjas en él tú.

Ya no temas más.


aceptemos la felicidad
como labor vital, como fin
como llama Benedetti,
defendamos la alegría de  las ausencias transitorias y definitivas

pero, ¡Atención! te llamo a venir corriendo con la calma del tiempo necesario,
sin prisas, no quiero ser autoritario,
sin obligaciones,
déjame primero terminar tu santuario
rápido ven corriendo, al paso que te permita tu herida,
rápido busca con calma cual es la mejor salida
rápido que no voy a exigirte, sacrificios que no merezco
que tu corazón me de solo lo que para mi tiene, solo mi medida
que por el resto yo me enfrento.
y si el tiempo me sostiene, en inconclusa despedida,
sabes que permanezco, que aquí estoy para cuando hayas vuelto.

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